El doctor Enrique Paris asumió el ministerio de salud hace ya dos semanas. En medio de una enorme expectación de la opinión pública que exigía nuevas medidas y un «nuevo trato» de parte del gobierno en el control de la Pandemia que ya a esta fecha lleva 8.935 fallecidos.
Paris se veía un hombre afable, cercano y que quería incluir a todos en un supuesto cambio de estrategia. En los primeros días en el panel que se diseñó al estilo de un programa de televisión estaban invitados los alcaldes, directivos de sociedades médicas y rectores de universidades, pero con el tiempo el ministro ha ido cayendo en la misma lógica que su antecesor, Jaime Mañalich, el secretismo y no abrirse a propuestas que se le presentan. Peor aún no se ve por dónde una nueva estrategia y simplemente Paris vino a realizar un control de daños a la crisis aprovechando su valiosa evaluación por haber sido partícipe en matinales de televisión.
Durante la semana Paris negó cualquier acercamiento con partidos de la oposición y los gremios de la salud, señalando que no estaba dispuesto al «Cogobierno».
Llamó la atención que el ministro de Salud no estuviera ayer en la presentación de la cifras y al igual que su antecesor envió a los dos subsecretarios, Paula Daza y Arturo Zúñiga, a dar las respuestas siendo ya un hecho establecido que ambos carecen de credibilidad en la opinión pública.
Esta jornada apareció Paris, esta vez sólo junto al director del DEIS. La información proporcionada fue vaga e imprecisa, con la clara intención de no cuantificar el total de fallecidos que, sumando los con examen PCR y los que según la OMS son «sospechosos» por haber así sido diagnosticados por el médico tratante, llegó a 8.935 lo que implica una tasa de letalidad que supera el 3.3.%.
Pero el ministro se veía muy molesto con las preguntas y esta vez, al más puro estilo Mañalich, se enfrascó en discusiones con los periodistas de los medios de comunicación apostados en Palacio. Así se veía reacio a responder a los profesionales que no se identificaban al realizarles las preguntas, algo que es una exigencia del ministro y que para muchos podría ser una forma de exponer a los comunicadores.
Cuando a Paris se le consultó por el sumario sanitario que se instruyó en la región de Ñuble por un funeral donde una persona vestida de huaso y con mascarilla había bailado alrededor del difunto y respetando la distancia en un ataúd sellado indicó que en ese caso se vulneró el protocolo y al consultársele si había sido algo similar al funeral de Bernardino Piñera, tío del presidente de la república, el ministro se mostró ofuscado y señaló escuetamente que en ese caso sí se respetaron los protocolos y dio por terminada la conferencia de prensa.