El jueves pasado conocimos el proyecto de Ley de Presupuesto 2021, el que evidencia un gran recorte en el área asociada a Ciencia, Tecnología, Fomento e Innovación. Este escenario no se condice con la reciente creación del ministerio asociado a tal cartera (2019) y con los constantes compromisos expresados por el Presidente Sebastián Piñera respecto a relevar esta materia en nuestro país, en búsqueda de un camino hacia el desarrollo.
Solo para fines comparativos, es posible argumentar que los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) destinan para el desarrollo científico tecnológico el 2,4% del PIB, en promedio; mientas que, en Chile, este presupuesto alcanza solo el 0,39%. Este panorama empeora al constatar que la reducción del presupuesto en esta materia para 2021 superará los 16 mil millones de pesos, tal como lo consignan algunos parlamentarios, en especial el senador Guido Girardi, y algunos medios digitales.
Sin embargo, el proyecto de ley esconde una reducción presupuestaria aún mayor, ya que considera el traspaso del financiamiento entregado de manera histórica a la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), para el desarrollo tecnológico con fines productivos. Dicho presupuesto supera los 20 mil millones de pesos y hoy se utiliza para distorsionar los análisis en esta materia, disfrazando la verdadera reducción de recursos.
Esta situación no solo intenta ocultar una disminución mayor del presupuesto de esta cartera, sino que pone en entredicho al Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación creado en la Ley 21.105, en la que se señala, de forma explícita, que estas materias serán abordadas desde un sistema de tres pilares, constituido por los ministerios de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación; de Economía, Fomento y Turismo, y de Educación, los que deberán coordinarse entre sí para desarrollar e implementar programas e instrumentos dentro de su competencia.
En la práctica, el actual proyecto de Ley de Presupuesto 2021 traspasa la Gerencia de Capacidades Tecnologías de CORFO a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), sin considerar que ésta no tiene vocación empresarial, sino investigativa. Desde su creación, el foco de ANID es promover, fomentar y desarrollar la investigación en todas las áreas del conocimiento, el desarrollo tecnológico y la innovación de base científico tecnológica.
Lo antes mencionado difiere con el propósito de la gerencia que se pretende traspasar, cuyo objetivo es desarrollar programas, instrumentos y otras acciones orientadas a fortalecer las capacidades de transferencia, adaptación, desarrollo y difusión de tecnologías para apoyar la innovación empresarial y el desarrollo de bienes públicos necesarios para el desarrollo productivo y el fortalecimiento de las capacidades regulatorias del Estado. Por esta razón, tal accionar debiese permanecer en CORFO, entidad que siempre ha gestado el desarrollo tecnológico con fines productivos, propios del pilar encabezado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo.
Esperamos que en el fugaz análisis que se realiza año a año al proyecto de Ley de Prepuesto, los parlamentarios que integran la Comisión Mixta de Presupuesto observen el real objetivo de este traspaso, y se transparente la reducción de la cartera de Ciencia, que conlleva congelar programas tan relevantes para el desarrollo del país, como lo es Becas Chile.
Si Chile tiene una real intención en avanzar al desarrollo, debemos agregar valor a nuestra producción lo que, sin lugar a dudas, se alcanza con desarrollo tecnológico e investigación. Pero, ¿cómo avanzar en esta línea sí año a año se reduce el presupuesto, o si buscamos distorsionar el análisis presupuestario del Parlamento y de la opinión pública con el traspaso de recursos entre instituciones sin justificación técnica?
Por Javiera García