Esta semana hubo cambio de gabinete. De los enroques da lo mismo. A veces no se entiende como la coalición gobernante no tenga nombres que permitan darle la salida que quieren en estos momentos de grandes acuerdos. Son los mismos de siempre. Los mismos de Zapallar y Cachagua. Ello frente al ministro mejor evaluado del gobierno. Sebastián Sichel.
No se entiende como decide avanzar en los grandes acuerdos nacionales si quien mejor legítima la labor del pueblo sea excluido. Claro se entiende. Un tipo con una historia distinta a todos ellos. Alguien que vivió lo que millones de compatriotas hoy sufren: hambre. Pero gazuza de verdad.
Que saben los que gobiernan de tener que comer un pan al día con una deslavada taza de té para engañar las entrañas. Nade saben, ni sabrán. Sichel jugó solo. Y seguirá solo sin entender, como la gran mayoría de los chilenos, como la autoridad no hace nada por ellos.
Se conforman con el Bono Covid y una caja alimenticia que más sirve de proselitismo para los alcances del régimen que para efectivamente paliar el hambre.
No cabe ninguna duda que el norte del gobierno es pretender sacar adelante su política económica pauteada por Juan Sutil. Se ve desde ya un fracaso.
La aprobación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en el Congreso, proyecto destinado a entregar un ayuda económica las familias de menos recursos que quedaron sin ingresos económicos con la Pandemia, fue lo que le pasó la cuenta a Sichel y molestó sobremanera a Blumel, ya que, según cuentan de Palacio, había trastocado las redes con los sectores duros de la actual legislatura, como el Frente Amplio y el Partido Comunista, generadas por el Jefe de Gabinete.
Así no se puede gobernar.