Mientras el país se encuentra en una situación de absoluto descontrol de la Pandemia de la Covid19, con restricciones que incluyen cierre de fronteras, reducción de actividades y comercio esencial, toque de queda a las 21:00, utilizando una sentencia que emitió la Corte Suprema la semana pasada el gobierno autorizó sin permiso especial la asistencia a cultos religiosos y misas en lugares cerrados de hasta 5 personas.
La sentencia de la Corte Suprema fue una estrategia de la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas en las que el gobierno tiene parte significativa de apoyo electorales, para seguir realizando sus actividades religiosas. No deja de llamar la atención que gran parte de los ministros, subsecretarios y directivos de la administración participan de los grupos ultraconservadores como el «Opus Dei» y los «Legionarios de Cristo», además de tener imágenes religiosas en reparticiones públicas.
La Tercera Sala de la Corte Suprema al emitirse la sentencia estuvo integrada por dos activistas abogadas de la Pontificia Universidad Católica (PUC) y ligadas al Opus Dei y los Legionarios de Cristo.
Se trata de la ministra Ángela Vivanco, quien ha manifestado abiertamente su posición contraria al aborto. Cabe recordar que la magistrada ingresó al Poder Judicial a través de una negociación política ocupando el cupo que le correspondía a la derecha. Su voto está en la sentencia que ordenó el acceso a la misa presencial en cuarentena.
Pero quien tuvo un rol protagónico en el fallo es la abogada María Angélica Benavides, activista cercana al Opus Dei que el gobierno incluyó en la nómina de abogados integrantes para este año. Fue activa promotora de la campaña de Sebastián Piñera el año 2017 y se desempeña como directora de la carrera de Derecho de la Universidad Finis Terrae, perteneciente a los «Legionarios de Cristo» e imparte clases en la Universidad de Los Andes, perteneciente al Opus Dei.
La sentencia redactada por Benavides es un verdadero culto al catolicismo. A partir de una aparente defensa de la libertad de conciencia y de culto no hace sino buscar fundamentos eclesiásticos al derecho que tendrían los católicos de asistir a misa presencial los días domingo de cada semana, aun cuando se esté en fase 1 de cuarentena.
Incluso el fallo comete la comparación absurda con el permiso para efectuar actividades al aire libre, en el contexto del programa «Elige Vivir Sano», que permite circular con menores de edad de 6:00 a 9:00 horas. Claro está que la actividad permitida por la autoridad no es en lugares cerrados, pero para Benavides, Vivanco y los demás ministros de la Tercera Sala es comparable con el curioso derecho de asistir a misa en forma presencial.
Cabe señalar que otra ministra de la misma sala y que también estuvo por ordenar las misas en cuarentena es Adelita Ravanales, quien llegó hace pocos meses con el apoyo de los partidos de ChileVamos, destacando como una de las involucradas en su aprobación en el senado la senadora UDI Luz Ebensperger, quien junto a Ravanales son tituladas de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) y de allí la cercanía de la ministra a la tienda gremialista y su posición conservadora.