Era ya entrada la noche y comenzaron los disturbios. Un grupo numeroso de civiles armados llegaron a las municipalidades de Curacautín y Victoria a desalojar a un grupo de comuneros mapuche que habían tomado casi la mitad de las casas edilicias de la provincia de Malleco desde comienzos de esta semana. La convocatoria fue realizada por organizaciones de autodefensa, entre ellas APRA Araucanía.
Diversos fueron los audios y registro que se viralizaron la madrugada y este domingo donde se constataba la llegada de grupos armados a las municipalidades de Curacautín y Victoria. Uno de los los audios en que se incitaba a los actos de violencia y utilizar «palos» y derechamente atacar a los comuneros en las tomas de los municipios fue de la cuestionada líder empresarial de la Araucanía y vinculada al APRA Araucanía, Gloria Naveillán.
La espiral de violencia había comenzado hace algunas semanas por las huelgas de hambre de los denominados «Presos Políticos Mapuche» y la toma de las municipalidades de Curacautín, Victoria, Ercilla y Traiguén.
Los alcaldes habían intentado avanzar en la negociación con los comuneros que se instalaron en las municipalidades y recuperar los edificios edilicios. Pero se fue dilatando la decisión y la visita del flamante ministro del interior, el UDI Víctor Pérez, no hizo más que encender la mecha.
No se respetó el toque de queda y en presencia de Carabineros, según los registros visuales, los exaltados comenzaron a proferir cánticos racistas y atacar a los detenidos, además de quemar algunos vehículos de los comuneros mapuche que estaban estacionados alrededor de la plaza de armas de Curacautín.
Las dudas surgen en cuanto a la actitud permisiva de la policía uniformada y funcionarios del Ejército en permitir el ataque de personas armadas sin aplicar los protocolos. Así el diputado por la zona, Mario Venegas (DC), señaló a CNN «que hubo presencia de civiles que participaron en las detenciones».
QUEMAS DE MUNICIPIOS
La represalia no tardó en llegar ya que más tarde un grupo de sujetos procedió a quemar las municipalidades de Ercilla y Traiguén. Nuevamente se cuestionó a la policía y a los militares considerando que ambos edificios estaban tomados por comuneros mapuche y a pesar de ello no contaban con custodio policial.