Durante los últimos veinte días -que para muchos chilenos ya han sido eternos- el uso de la información por parte de la autoridad ha sido confusa, ambigua, insuficiente, falaz e incluso proferida en algunos casos en forma agresiva y descomedida. A ello se suma la evidente improvisación e incapacidad del gobierno de afrontar los desafíos que un escenario tan difícil como lo es la pandemia más grave de los últimos cien años.
Los hitos comunicacionales son innumerables y evidencia una estrategia ya definida en el segundo piso de palacio, partiendo por las medidas restrictivas que el gobierno ha ido aplicando en forma muy parcial y confusa.
Ya a mediados de marzo fueron los alcaldes los que plantearon la urgencia de suspender la clases en todos los niveles educativos, recibiendo vía twitter un portazo del ministro de salud, Jaime Mañalich, quien sostenía que recién a inicios de abril -según lo señalado por el grupo de expertos que dirige la académica de la Universidad de Los Andes María Teresa Valenzuela- se debería adoptar la medida. Fue tal la presión de los ediles quienes fueron ordenando el cierre de escuelas y liceos en sus comunas que Piñera no tuvo otra opción que suspender las clases.
Pero sorprende que el mismo mandatario luego de tomar la medida a regañadientes, en reiteradas entrevista se haya jactado de que su gobierno estaba adoptando medidas preventivas, entre ella suspensión de las clases a la que siempre se negó.
La estrategia de La Moneda se ve también en los argumentos -cuestionables por cierto- para negarse a la cuarentena total o por lo menos en todas la comunas de la Región Metropolitana. Así ante la presión de la opinión pública, Piñera respondió que ello sería imposible por su impacto en la economía, llamando la atención el burdo argumento del desabastecimiento al llevarlo al extremo en cuanto a que no se podría proveer los servicios básicos de luz, agua y telecomunicaciones.
Claro está que los planteamientos del Colegio Médico y las organizaciones civiles no implicaban un «toque de queda absoluto». Se trataba del aislamiento social en un período de tiempo precioso para evitar la propagación que el gobierno sólo adoptó para 7 comunas de la región metropolitana y algunas ciudades del país, sin saberse aún las razones epidemiológicas de tal decisión. Fue allí que el gobierno inventó un nuevo concepto: la cuarentena progresiva y, posteriormente, la cuarentena parcial, sin mayores argumentaciones técnicas y la negativa del ministro Mañalich de entrar a responder cualquier cuestionamiento.
A partir de la medida limitada a las siete comunas de la Región Metropolitana la estrategia ha sido hacer creer a la opinión pública que la autoridad está detrás de quienes vulneran la cuarentena con llamadas a la acción y cobertura de los medios de comunicación en situaciones puntuales, sin mayor preocupación por las aglomeraciones incomprensibles en otras comunas de Santiago como si fueran un territorio de nadie. Toda la preocupación del gobierno está en Las Condes, Providencia, Ñuñoa, Vitacura, Lo Barnechea y Santiago, ya que Independencia -sin saberse por qué- quedó excluida de la prórroga de la cuarentena.
Por otra parte, llamó la atención que el jefe de estado defendiera -en una reciente entrevista a ChileVisión- la cuarentena parcial atacando a los alcaldes en una descalificación que tenía entre otros destinatarios al edil de Puente Alto, Germán Codina, quien después del «tirón de orejas» del mandatario se esfumó de los medios de comunicación.
Las evidencias de argumentaciones falaces también se ven en el proyecto de ley que regulará el acceso a la cobertura del seguro de desempleo y que fue visiblemente mejorado en el Congreso. Así el ministro de hacienda, Ignacio Briones, fustigó a los parlamentarios por la demora en su tramitación siendo que fue el propio gobierno el que recién después de una semana presentó la iniciativa, incluso con un dictamen de la Dirección del Trabajo que fue foco de polémica y permitió despidos a destajo en los últimos cinco días y negativas al pago de las remuneraciones de los trabajores.
Los alcances de la iniciativa han sido entregados por el gobierno en forma muy parcial y evadiendo la limitada aplicación para un número relevante de trabajadores excluidos y especialmente quienes laboran por cuenta propia. Ello llevó a un sinnumero de personas a acudir a las oficinas de la Administradora de Fondos de Cesantía (AFC) esta mañana por la confusión que la bajada del proyecto de ley por parte del Ejecutivo les hizo generar expectativas que no son ajustadas a la realidad.
Sin duda, el alza de los planes de las Isapre se lleva el premio al uso abusivo de la información y el aprovechamiento de la misma para confundir a la opinión pública. Luego de que el incremento se informara y el gobierno dijera que no se pudo evitar, el mismo Piñera secundado del ministro Mañalich esta tarde en un punto de prensa en el palacio de gobierno anunció una gran noticia para los chilenos: que el alza de los planes de las entidades de salud privada se postergaba hasta noviembre de este año, haciendo creer a la opinión pública que el gobierno había logrado un valioso resultado. Con felicitación a Mañalich de por medio el presidente Piñera intentó hacer creer a la opinión pública de un acuerdo que no es más que justificar el abuso de parte de las Isapre.