El buen presente futbolístico de Unión La Calera se vio remecido por la denuncia de suplantación de identidad de un jugador de su plantel en la toma de examen PCR. La denuncia del Laboratorio Etcheverry, respaldada por la Seremi de Valparaíso, que ingresó a la Fiscalía de Viña del Mar, abre una serie de interrogantes sobre las razones que pudieron llevar a los cementeros a cometer presuntamente este delito.
Desde la ANFP se cuestionan las razones de dicha suplantación. Desde La Calera le bajan el perfil aduciendo de que se trata de una cuestión sin trascendencia deportiva.
Lo cierto es que no debería importar si ello tiene o no consecuencias. Lo claro es que deben ser sancionados con el máximo de rigor si se comprueba dicha conducta institucional. Deberá perder loa puntos obtenidos en cancha en el periodo respectivo.
Hay que sentar el precedente que el que juega sucio debe asumir las consecuencias. Estarán acostumbrados los Argentinos dueños de Unión La Calera de hacer trampa como históricamente lo han hecho en la historia del fútbol sudamericano.
Basta recordar la historia del bidón de Branco, el arreglo con Perú durante el Mundial 78, la Libertadores de los 70 y 80. Inventaron la trampa.
Y para que hablar de la triangulaciones que la mismísima Unión La Calera hace con sus jugadores. Poco transparente. Por decir lo menos.
Hoy por hoy, quien hace trampa debe ser gravemente sancionando.
¿Confiamos en que la ANFP a través de su Tribunal respectivo hará algo? Difícil. Basta ver el ejemplo de Colo Colo como no fue sancionado pro privilegiar la Libertadores. Ese es el estándar.
Por Cristián Ramírez Tagle