Esta mañana y tal como era previsible el gobierno de Sebastián Piñera aprobó a través del Instituto de Salud Pública (ISP) la administración de la vacuna Coronavac, desarrollada por la empresa china Sinovac y que en el país cuenta con la participación con la Universidad Católica de Chile.
Tras horas de revisión, alrededor del mediodía el ISP aprobó el uso de la vacuna, con 10 votos a favor y 2 en contra, asegurando así el negocio del gobierno ya cerrado el año pasado y que permitirá el arribo de 1,9 millones de dosis.
La aprobación es sólo para las personas de edades entre 18 y 59 años, surgiendo dudas acerca de la efectividad y los efectos colaterales atendido que aún está en fase de revisión en diversos países del mundo.
Según se informó la semana pasada la vacuna alcanzó sólo el 50,38% de efectividad en ensayos de última etapa en Brasil, significativamente más baja de lo que mostraron los resultados anteriores. Esa tasa apenas cruza el umbral de eficacia del 50% establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es mucho más baja que el 78% anunciado previamente en China a principios del mes de enero y que los involucrados en el negocio que cerró el estado chileno el año pasado insisten en repetir en los medios hegemónicos y así intentar dar mayor certeza a la población.
Cabe señalar que la aparente discrepancia ha generado preocupación entre algunos científicos y ha sacudido la confianza internacional en las vacunas fabricadas en China.
«Dado que muchos países están planeando ordenar, o ya han ordenado las vacunas de Sinovac, esto podría socavar la voluntad de las personas de tomarlas, porque la gente puede cuestionar la utilidad de las vacunas», dijo Yanzhong Huang, investigador principal de salud global en el Council on Foreign Relations, con sede en EE.UU. a CNN la semana pasada.
Los resultados brasileños sugieren que CoronaVac es mucho menos eficaz que las vacunas desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna tienen una tasa de eficacia de aproximadamente el 95%. Por su parte, Rusia dice que su vacuna Sputnik V -actualmente aplicándose en Argentina- tiene una eficacia del 91%, mientras que la vacuna del Reino Unido, desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, tiene una eficacia media del 70%.
La vacuna de Sinovac tiene una tasa de eficacia más baja que la de su rival china, desarrollada por la estatal Sinopharm, que dice que tiene una eficacia del 79,34%.
A diferencia de Chile que se quedó sin vacunas por la suspensión en la producción de Pfizer y negoció anticipadamente con Sinovac el año 2020, contrato cuyo contenido es desconocido por la opinión pública, otros países han retrocedido en seguir adelante con la vacuna Coronavac. Así según CNN, el ministro de Salud de Singapur dijo que los funcionarios revisarían la vacuna de Sinovac antes de aplicarla a sus ciudadanos. Singapur no ha aprobado la vacuna, pero tiene un acuerdo de compra con la empresa.
Malasia también dijo que buscaría más datos de Sinovac antes de aprobar y comprar suministros, según lo informado por Reuters, mientras que en Hong Kong, que firmó un acuerdo con Sinovac, un asesor médico senior dijo que un panel de expertos revisaría cada vacuna basándose en datos clínicos.