Después de un año desastroso el gobierno sigue intentando hacer lo de siempre: llamar a acuerdos de cuatro paredes a una oposición muy vacilante y alejada de la realidad del país al igual que la administración Piñera. Así la cuenta presidencial fue prorrogada para el 31 de julio de 2020, como un acto republicano de una élite que no sabe cómo enfrentar los efectos de la Pandemia del Covid19 y del estallido social de octubre de 2019.
A pesar del esfuerzo mediático del fin de semana en que ministros y hasta la primera dama, Cecilia Morel, fueron a realizar la entrega de cajas de mercaderías a un puñado de chilenos que lograron recibir dicho beneficio, con cámaras y un evidente aprovechamiento político, y la poco creíble encuesta CADEM que le da un 29% de apoyo al presidente Piñera, esto es el mismo que tenía antes del Estallido Social, la cuenta habría sido la total oscuridad, el gobierno no tiene por dónde revertir su destino.
Un gobierno que perdió legitimidad y credibilidad y que sólo es apoyado por sectores extremistas y ultra nacionalistas que purulan en redes sociales y que actúan como una «Barra Brava» al estilo del ícono de la derecha chilena, el brasileño Jair Bolsonaro. Ello a raíz del pésimo manejo político en el estallido de octubre del año pasado: violaciones a los derechos humanos y abusos de poder incluido con muertos y mutilados en hechos ya acreditados y con escasos resultados en investigaciones judiciales, a lo que se suma el peor de los mundos en la estrategia para enfrentar la Pandemia del Covid19, con medidas económicas enfocadas en beneficiar a los sectores empresariales y generando una cadena de contagios y muerte que cada día aumentan a pesar de la propaganda oficialita que incluso aún llama volver a la normalidad.
Así se fundieron los «Tiempos Mejores» que ya el mismo presidente Sebastián Piñera en la cuenta que sí rindió en junio del año pasado había enterrado al anunciar los «Tiempos Difíciles», como un presagio del nefasto devenir de su administración.