La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) ha vivido episodios de conflictos internos en los últimos años que han implicado su pérdida de representatividad en el ámbito sindical y el vínculo con los trabajadores es cada vez más lejano.
Por ello sorprende que el 17 de abril pasado se informara por el período sueco Arbetet.se que la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, reciba el Premio Internacional Arthur Svensson de Derechos Sindicales, reconocimiento instaurado por el sindicato noruego Industri Energi en el año 2010 que se otorga, anualmente, a una persona u organización que ha trabajado principalmente para promover los derechos sindicales y/o fortalecer la organización sindical en todo el mundo.
En el sitio web de la CUT la información se destaca y señala que Figueroa recibe el galardón por «los hitos de su liderazgo en el sindicalismo, resaltando también que ella no solo es la primera mujer en presidir la Central Unitaria de Trabajadores, CUT Chile, sino incluso la primera mujer en liderar una central sindical en América Latina. Ella ha liderado el camino creando un sindicato más abierto, vital y transparente, al mismo tiempo que ha fortalecido a CUT como un sindicato político-social con vínculos estrechos con otras organizaciones de la sociedad civil. También puede allanar el camino para nuevas líderes femeninas en una cultura dominada por hombres, así como fortalecer el apoyo a los sindicatos entre las mujeres de la región«, indica la nota.
Pero lo que la CUT omite es que el premio a Bárbara Figueroa -según lo señala el medio digital sueco Arbetet.se– constituye una suma de dinero, 500.000 coronas noruegas, que al cambio actual son unos $41.000.000, y que el galardón se le concedió, según lo declarado por Frode Alfheim Presidente de la «Fundación Arthur Svensson», porque «en el otoño de 2019, organizó manifestaciones masivas junto con organizaciones estudiantiles en Chile. Se opusieron a la reforma de las pensiones y la privatización del sistema educativo. Los manifestantes también exigieron un aumento en el salario mínimo y redes de protección social más fuertes. Pero la respuesta de las autoridades fue dura. Varios enfrentamientos tuvieron lugar. Al menos 26 personas fueron asesinadas. El servicio de inteligencia de Chile supervisó a Barbara Figueroa y a otros líderes sindicales«.
La duda que surge por el texto del comunicado de la entidad noruega dice relación con que la participación de la presidenta de la CUT en la organización de manifestaciones que dieron origen al estallido social no fue relevante.
El movimiento partió por los estudiantes secundarios ante el alza de la tarifa del metro en $30 y en diversos manifestaciones masivas en las que la CUT no fue protagonista y se caracterizaron por ser transversales en cuanto a los cientos de miles de ciudadanos que se expresaron en las calles del país.
Asimismo, se desconocía hasta la emisión del comunicado de la Fundación Arthur Svensson que Figueroa había estado bajó seguimiento de servicios de inteligencia.