Carabineros se ha ido transformando en un dolor de cabeza para el gobierno de Sebastián Piñera. Y ello ha sido desde el inicio de la administración de la coalición de derecha con dos generales directores que no han dado el ancho y con una equivocada politización de la institución que la ha llevado a una situación terminal.
Al inicio de su gobierno Piñera dio un equivocado -como tantos- mensajes al constituir el denominado “Comando Jungla” y empoderar a la institución que ya venía muy complicada desde administraciones anteriores con malas prácticas y escándalos de corrupción, como el ya mítico “Pacogate” con un fraude al Fisco por miles de millones de pesos y la “Operación Huracán”, en la que se involucró en delitos a comuneros mapuche en base a pruebas falsas.
El “Caso Catrillanca” fue el primer problema que le causó Carabineros a Piñera. Un asesinato que ya transcurridos dos años se mantiene sin juicio oral que se ha ido postergando y en el que la policía uniformada no sólo dio muerte en forma artera al comunero mapuche sino que el encubrimiento posterior y las mentiras y destrucción de evidencia se dieron en el mismo contexto de otro escándalo ocurrido en el año 2017 -bajo el gobierno de Michelle Bachelet- con la “Operación Huracán”, en la que Carabineros inventó pruebas para imputar a comuneros mapuches por actos delictivos.
Lo del pasado viernes en el puente Pío Nono, al ser lanzado un menor de edad por un efectivo policial al lecho del río Mapocho, es la gota que rebalsó el vaso y el gobierno lo sabe. Ya no es sostenible defender al siempre “útil” general Mario Rozas.
Se trata de algo más complejo porque la oposición va con todo y como no puede destituir -a través de una acusación constitucional- al general director de la policía uniformada, los dardos ya vienen lanzados a un errático ministro del interior. Víctor Pérez Varela, histórico defensor de la dictadura cuyo rol más que como jefe de gabinete se ha enfocado en cuestionar a la Fiscalía por la formalización del carabinero que empujó al menor de edad y lo lanzó al lecho el río Mapocho.
La salida de Rosas es la única opción para Piñera ya que de insistir en mantenerlo en su cargo podría perder a un nuevo ministro del interior: Su primo Andrés Chadwick fue destituido por el pésimo manejo en el estallido social y el ya olvidado Gonzalo Blumel debió renunciar por su debilidad en enfrentar a la oposición en uno de los estrepitosos fracasos oficialistas como fue la ley que autorizó el retiro del 10% de los fondos de pensiones.
La politización de Carabineros es otro de los lastres de la actual administración. El gobierno y sus partidarios han hechos “suya” a la institución policial con un daño irreversible que ha llevado a la oposición a exigir una refundación de la misma.