Víctor Claudio Pérez Varela (UDI, abogado, 65 años) se ha convertido en el tercer ministro del Interior del Presidente. Antes de ser diputado y senador durante 30 años (desde 1990), Pérez fue alcalde designado por la dictadura en Los Ángeles (1981-1987).
En el Congreso forjó fama de duro opositor a la Concertación, primero como cancerbero del Presidente Ricardo Lagos y, luego de la Presidenta Bachelet. Derechista ultranza.
Con Allamand, encabezó la resistencia a la ley del retiro anticipado de pensiones en la Comisión de Constitución (gran salvamento a los chilenos necesitados). Ahora deberán callarse su preferencia por el “rechazo”, de lo contrario, no durarán mucho en Palacio.
Más aún, en la crisis que se desató en su partido por el retiro estuvo por castigar a los parlamentarios que votaron a su favor y advirtió en una carta a un diario de gobierno que quien lo hiciera “se autoexcluye de la UDI”.
Enemigo de las farmacias populares. Fiel seguidor del Pinochetismo, aunque en los últimos años lo ha ocultado, anticomunista, conservador y neoliberalista. Este es nuestro nuevo Jefe de Gobierno.
¿Qué quiso hacer Piñera? La verdad cuesta imaginarse su vuelco hacia el sector mas reaccionario de la derecha. Ni siquiera se conocían con el Presidente. Es un misterio. Ahora, Pérez nos da ideas de su estilo: así para hacerse cargo del orden público sus dichos son reflejo de lo que querrá nuestra máxima autoridad. Mientras Chile se abalanzaba en mejoras sociales, escribía por redes sociales “durante muchos días de estas últimas semanas Carabineros de Chile fue el que logró sostener el Estado de Derecho” y que “mis profesores de Derecho Público me decían que la fuerza del Estado era legítima y que la violencia de los particulares era ilegítima, y que eso es la base del Estado de Derecho. Carabineros es una de las instituciones que ha recibido un ataque frontal”.
Por otro lado, algunos sostienen y, no dejan de tener razón, que con la llegada de Pérez Varela intentarán asegurarse en la próxima constituyente un numero de votos suficientes para sostener la herencia del pinochetismo, que tanto pregonó en su vida política hasta ahora.
La UDI va en ganancia, en un gobierno que poco avanza en la verdadera solución de los chileno: superar las desigualdades arrastradas en estos años, hacia un estado social que se haga cargo precisamente de lo que perdimos en dictadura. Ello no será obra de Piñera, quién no cabe duda alguna, ya no gobierna, por él, lo hacen sus aliados más derechistas.