El Miami Open está dejando imágenes y actuaciones que es necesario destacar. En primer lugar el acierto de cambiar su casa de 31 años en el Crandon Park de Key Biscayne por una nueva en el Hard Rock Stadium del Miami Gardens. Un lugar céntrico, cómodo y emblemático por ser la casa de los muy queridos Miami Dolphins de la NFL.
En segundo lugar de los hechos positivos del torneo hay que resaltar la actitud heroica del número dos del mundo, el ruso Daniil Medvedev, quien prácticamente exhausto, acalambrado de pies a cabeza y sin poder moverse, resistió todo el último game ante el sorprendente australiano Alexei Pyrinov para llevarse la victoria nada más que con su saque. Una lección para nuestro Cristián Garín que al primer contratiempo muestra desánimo y actitudes de perdedor. Fuera de no saber qué es lo que busca con sus potentes golpes de fondo (muy de fondo). Porque no sube a la red tras uno de sus palos de derecha, no tiene fineza para ejecutar un revés cortado cuando se hace necesario cambiar el ritmo de un punto, ni tiene regularidad en su saque. Resumen: este » tanque’ debe cambiar de rumbo.
Pero hay uno que no solo tendría que cambiar de actitud y ser castigado severamente por la ATP: el francés Benoit Paire que una vez más montó el mismo show que en Buenos Aires, Santiago y Acapulco, «botando» sus partidos en primera vuelta y haciendo declaraciones despreciativas contra el tenis y el circuito. Una verdadera lacra que se vanagloria de haber ganado millones y que lo único que le interesa ahora es «tomar el dinero e irme a la playa o la piscina a beber cerveza». Es hora que la ATP tome cartas en el asunto y le aplique un castigo ejemplar.
Por Sergio Ried