Habíamos presagiado un inicio de temporada brillante y auspicioso para la temporada tenista de este 2021, partiendo con un torneo pequeño pero prestigioso como lo es el ATP 250 de Delray Beach. Hasta que faltando poco para su comienzo empezaron las deserciones de sus principales actores. Primero fue el australiano Nick Kirgyos, le siguió el canadiense Milos Raonic, terminando con la máxima atracción, el ex número uno del mundo Andy Murray.
Esto permitió que el primer clasificado fuera el 22 del mundo Cristian Garín. Felices los chilenos porque nuestro compatriota tendría un sorteo cómodo por lo menos hasta semifinales. Y así sucedió, porque se saltó la primera ronda y en la segunda enfrentaría al norteamericano Christian Harrison, 786 del ranking ATP y proveniente de las qualies dónde venció a otro chileno, Tomás Barrios. Como para frotarse las manos y empezar a soñar en un nuevo título para nuestro número uno. Pero, nada de eso sucedió, porque en un partido para el olvido del chileno, cayó derrotado fácil y vergonzosamente contra el estadounidense por 7/6 6/2. Creo sin temor a equivocarme, que este debe ser el peor partido que le hemos visto a Garín en su carrera. Desganado, apático, derrotado mentalmente fue una sombra del jugador que el año pasado fue un gran animador del circuito. Y que le permitió entrar al «top 20». Disculpas no ofreció muchas el tenista nacional, salvo que había entrenado varias semanas con las pelotas que se usarán en el Abierto de Australia, y que en este torneo de usaron unas totalmente diferentes. Pobre excusa, teniendo en cuenta su actitud en la cancha que fue realmente penosa en todo sentido. Especialmente en la parte mental. Algo para trabajar a fondo por su nuevo coach el argentino Franco Davin.
Pero quisiera detenerme en su verdugo en este debut para el olvido de Garín. Porque su vencedor, este chico norteamericano Christian Harrison, a sus 26 años debe ser el tenista que más veces ha pasado por el quirófano en la historia de este deporte. Primero fue una infección en su fémur izquierdo, que se pensó era cáncer y lo tuvo dos años sin poder usar su pierna izquierda. Esto lo hizo modificar su cuerpo y fue el comienzo de una odisea que lo llevó a tener OCHO CIRUGÍAS. Comenzando por dos desgarros de cadera, una intervención en una de sus muñecas, desgaste de cartílago en su hombro derecho, operaciones en los abductores de ambas piernas y mononucleosis. Cada una de estas intervenciones lo tuvo como mínimo seis meses de para. Solo su fortaleza mental y física y un espíritu inclaudicable, le permiten seguir en la lucha.
«Nunca pensé que mis lesiones fueran culpa del tenis o que debía dejarlo, siempre vi este deporte como un impulso para disfrutar de jugarlo por un tiempo estando sano y demostrarme hasta donde puedo llegar»- dice Harrison.
Esa determinación, amor al tenis y espíritu de supervivencia y superación fueron demasiado para un Garín que demostró todo lo contrario.
Por Sergio Ried