Con un nuevo título para Novak Djokovic en el Masters1000 de Cincinnati, derrotando en la final al canadiense Milos Raonic en una gran remontada, terminó este ensayo del «nuevo tenis» en el mismo escenario donde ya comenzó el US Open, el segundo Grand Slam de esta sufrida temporada 2020. Recordemos que en enero (y aún sin Covid-19) se disputó el Abierto de Australia y que a continuación de este evento se jugará Roland Garros en París. Wimbledon como se sabe, fue suspendido.
Las noticias y hechos sobresalientes de este singular torneo de Cincinnati celebrado en Nueva York, fueron entre otros, la eliminación del pupilo de Nicolás Massú, Dominic Thiem en primera ronda frente a Filip Krajinovic, la pobre actuación de Cristian Garin también eliminado en el debut y la mantención del invicto de Nole, quien sumó 23 partidos sin perder en este 2020, consiguiendo de paso los puntos suficientes para terminar el año como número uno del mundo.
El «blooper» corrió por cuenta del mismo Djokovic quien en un momento del partido contra el español Bautista Agut le arrojó su toalla a una pasapelotas y esta ni se inmutó y la dejo que cayera al suelo. Sorprendido el serbio tuvo que agacharse y dejarla él mismo en una silla. Un protocolo que esperamos se mantenga más allá de este tenis Covid.
Pero tras cartón de este exitoso ensayo general se dió comienzo a un triste US Open, sin público y sin grandes jugadores, como Federer, Nadal, Nadal, Wawrinka, Fognini, los franceses Monfils, Tsonga, Pouille y el australiano Kyrgios. Por dar positivo en el examen también fue excluido otro galo, el barbudo Benoit Paire.
Con estás ausencias fue beneficiado Cristian Garin quien pese a tener un ranking de 18 fue clasificado número 13 y esto le permitió tener un cuadro bastante favorable. Debut ante el local nacido en Puerto Rico Ulises Blanch (241 ATP) y enseguida de ganar lo esperan Mijaíl Kukushkin (90) o Attila Balazs (76).
Un deslucido y triste US Open que sin gente en las gradas pierde todo ese entusiasmo y calor humano que aporta el siempre bullicioso y relajado público neoyorkino, protagonista principal de cualquier espectáculo en la Gran Manzana.
Pero estamos viviendo tiempos muy complicados y no queda sino aplaudir a todos quienes lograron sacar adelante este querido US Open que hasta hace un mes no se vislumbraba pudiera ver la luz.
Por Sergio Ried