Hoy nos enfrentamos a una nueva realidad. Una en la que el coronavirus ha llegado a enseñarnos que todo lo que creíamos como cierto se desmorona. Una realidad en la que las aerolíneas están en crisis y aquellas empresas de videollamadas que hasta hace algunos meses nadie conocía, hoy son las más lucrativas del mercado.
Además de lo anterior, hemos tenido que aprender a reinventarnos.
Las cifras del Covid-19 en Chile sin lugar a dudas son alarmantes y desalentadoras. En una semana más nos quedamos sin ventiladores y tendremos que elegir entre la vida de dos personas, en circunstancias que lo que siempre se nos ha enseñado es que una vida, es una vida, sin importar edad, sexo, nacionalidad ni condición.
A esto, debemos sumar la búsqueda de culpables, ¿por que hemos llegado a esto? ¿Por qué Chile ha sobrepasado a China en contagiados por millones de habitantes? La respuesta pareciera ser simple: los chilenos sencillamente no hacemos caso. La cuarentena no es respetada y esto afecta las cifras de contagio. Pues bien, a primera vista, esta reflexión parece ser simple más no correcta; y es que lo anterior pasa por no ser capaces de darnos cuenta que la realidad del ciudadano chileno desgraciadamente no es la realidad que viven aquellos que nos gobiernan.
Nuestras autoridades nunca han pasado hambre y por lo tanto no tienen idea que es lo que significa elegir entre salir a trabajar y enfrentarse al posible riesgo del Covid o sencillamente quedarse en casa pasar hambre; pero peor aún que lo anterior, no sólo nuestras autoridades no tienen idea sino que además les falta empatía. Eso, los ha llevado a seguir tomando decisiones erradas.
A comprar cajas de alimentos a grandes empresarios (que además se han acogido a la ley de protección del empleo) que si bien puede que mitigue en algo el hambre, no aportan a generar riquezas en aquellos que hoy día más lo necesitan, sino que hoy la premisa que en Chile ha liderado es la que seguirá rigiendo: los ricos se siguen haciendo más ricos mientras que los pobres, bueno… pues siguen haciéndose más pobres.