Pasaron 365 días desde el “Estallido Social”. Fueron meses difíciles para millones de chilenos pero a la vez la oportunidad histórica de comenzar una nueva etapa en la construcción de una institucionalidad que surge desde la base de la sociedad. La clase política reaccionó intentando poner una válvula de escape a la “olla a presión”: el plebiscito constitucional que la derecha inicialmente declaró como una derrota de proporciones.
Pasaron los meses y el gobierno de Piñera tuvo un tanque de oxígeno que no esperaba. La Pandemia del Covid19 suspendió el Plebiscito del 26 de abril y le dio una nueva oportunidad para revertir su poco feliz mandato.
Pero como la élite económica que gobierna no conocía la realidad del país, sus estrategias para enfrentar la Pandemia fueron pensadas en la lógica de los ghettos en que viven en las comunas del sector oriente de Santiago a lo que se añadió la presión del presidente de la CPC, Juan Sutil, terminaron siendo un fracaso que generó cientos de miles de contagios y ya más 18 mil fallecidos.
La esposa de Sebastián Piñera, Cecilia Morel, en un audio que recorrió el mundo le indicaba a una amiga el sábado 19 de octubre del año pasado que el país estaba bajo un ataque similar al de los alienígenas y que debían “Compartir sus Privilegios”.
Las palabras de la primera dama fueron al aire. Nada de ello ha ocurrido porque la derecha y la élite empresarial que gobiernan el país han insistido en discursos clasistas y discriminatorios hacia el resto de la población, siendo duramente castigada la clase media, cuyo sector aspiracional es un bolsón de votos que no se sabe si estarán por el “Rechazo” y sostener a la elite que la dejó abandonada a su suerte. Incluso, el sector evangélico ultraconservador también se ha visto golpeado en los sectores más poblaciones con la inexistente ayuda de los casi inexistentes planes gubernamentales para enfrentar la Pandemia.
Las palabras del arrogante Juan Sutil, en que insiste en un incremento del 0% del ingreso mínimo, ya que los “chilenos con esa suma se dan demás vuelta en un mes” y la del ministro del interior, Víctor Pérez Varela, que criminalizó a una población entera de la comuna de Peñalolén son un botón de muestra de que la élite no entendió nada.
Tampoco en este año la fuerza policial avanzó para adaptarse a estos tiempos. Siguen las malas prácticas y los carabineros se han transformado en semidioses intocables por parte de las autoridades al justificar los abusos policiales y malas prácticas.
Los desmanes de esta jornada, en menor medida, y la masividad en las calles a pesar de los riesgos de la Pandemia del Covid19, se deberán poner a prueba en el Plebiscito del 25 de este mes y ver si los sectores medios aspiracionales y ultraconservadores evengélicos de las poblaciones siguen siendo fieles a la élite y le vuelven a dar su voto ahora en el “Rechazo”.